jueves, 28 de julio de 2011

Los Incas, adoradores del Sol

Los Incas fueron los dirigentes del imperio americano más grande. Cerca del fin del siglo XIV, el imperio comenzó a extenderse de su región inicial en la región de Cuzco hasta la región sur de las montañas Andinas de América del Sur. Esta terminó brutalmente con la invasión española dirigida por Francisco Pizarro, en 1532.

Los Incas llamaban a su territorio Tawantinsuyu, lo que (en Quechua, el idioma inca, = Las Cuatro Partes). Un territorio de diversos terrenos y climas muy marcados, que comprendía una larga banda desértica en la costa, entrecortada por ricos valles irrigados; las altas cumbres y los profundos valles fértiles de los Andes; y las cumbres montañosas de la selva tropical al Este. La palabra Inca designa al propio dirigente, así como al pueblo del valle de Cuzco, la capital del imperio. A veces es usado para designar a todos los pueblos incluidos en el Tawantinsuyu, pero esto no es correcto. La mayoría de las decenas de reinos pequeños
mantenían su identidad, aún cuando estaban ligados política y económicamente a los Incas. El Quechua fue el idioma oficial y hablado en la mayoría de las comunidades hasta la llegada de los Españoles, pero al menos 20 dialectos locales subsistieron en varias partes del imperio.
 
La religión del estado estaba basada en la adoración del Sol (Inti :el Sol) Los emperadores Incas eran considerados como descendientes del Dios Sol y eran adorados como divinidades. El oro, símbolo del Dios Sol, era muy explotado para el uso de los dirigentes y miembros de la elite, no como moneda de intercambio, sino principalmente con objetivos decorativos y rituales. La religión dominaba toda la estructura política. Desde el Templo del Sol en el centro de Cuzco, se podían trazar líneas imaginarias en dirección de los lugares de culto de las diferentes clases sociales de la ciudad.
Las prácticas religiosas consistían en consultas de oráculos, sacrificios como ofrenda, transes religiosos y confesiones públicas. El ciclo anual de fiestas religiosas estaba regulado por el calendario inca, extremadamente preciso, así como el año agrícola. Debido a este aspecto entre otros, la cultura inca se parecía mucho a algunas culturas de la mezo-América tal como los Aztecas y los Mayas.




La agricultura era la principal actividad del Tahuantinsuyo, el cultivo de la tierra exigía que las técnicas básicas de la siembra. El riego y la cosecha se realicen de acuerdo a un cronograma anual o calendario agrícola que fue elaborada a través de la experiencia que durante miles de años realizaron los pre – incas e incas.
 
Localización: El Tawantinsuyu, nombre dado por los inkas a su imperio, abarcó un enorme y variado territorio, desde la sierra norte del Ecuador hasta el río Maipo, en Chile y desde el océano Pacífico hasta la vertiente oriental de Los Andes. En estos vastos dominios, los incas tuvieron acceso a diferentes recursos propios de tan distintos y contrastados ambientes. Su centro estuvo en el Cuzco, capital religiosa y secular, de la cual irradiaban caminos hacia las cuatro regiones del imperio: C hinchaysuyu, Kontisuyu, Kollasuyu y Antisuyu .
 
Son famosos los llamados “caminos del inca”, construidos para facilitar el desplazamiento de los ejércitos. Contaban con lugares de descanso de las tropas que recibían el nombre de postas o tambos. También se usaban para redistribuir los alimentos entre los poblados.
 
El arte Inka puede apreciarse en muy distintos materiales, pero es especialmente importante en la cerámica, los textiles y los metales. En alfarería, destaca la cerámica realizada en el Cuzco, llamada Inka Imperial, que era pintada negro y rojo sobre crema, con motivos principalmente geométricos, como los llamados “helechos” o las hileras de rombos. Una de las vasijas más emblemáticas de la alfarería inkaica es el aríbalo o maka , un cántaro con cuello angosto y bordes abocinados, cuerpo globular con dos asas y base apuntada, presentando una figura modelada que representa al felino. Las versiones más finas de éstas vasijas chicheras funcionaban como bienes de prestigio, ya que eran regalados por el soberano Inka a determinados personeros para sellar alianzas o mantener relaciones de reciprocidad con fines políticos. Los textiles eran también un bien muy preciado, destacando los hechos de lana de alpaca y vicuña que eran decorados con figuras geométricas y hechos con distintos colores y técnicas. El trabajo de los metales, especialmente el cobre, el oro y la plata, alcanzaron un importante desarrollo, resaltando las figurillas humanas y de camélidos confeccionadas en metales nobles para ofrendar en los santuarios de montaña, los tupus o alfileres que sostenían la manta de la mujer y una infinidad de otros objetos utilizados en ceremonias y rituales. En las provincias se realizaban versiones locales de muchas de estas obras, especialmente de la cerámica, las cuales difundían la estética y el simbolismo político-religioso inkaico, aunque en muchos casos incorporando también patrones erstilísticos de cada región.

Arquitectura: Los Incas desarrollaron un estilo altamente funcional de arquitectura pública que se distinguió principalmente por sus técnicas avanzadas de ingeniería y de trabajo fino de la piedra. El plano de sus ciudades estaba basado en un sistema de avenidas principales atravesadas por calles más pequeñas que convergían en una plaza abierta rodeada de edificios municipales y templos. Las estructuras eran de un solo piso, con un perfecto ensamblado de piedras talladas; también se usaban ladrillos de adobe y paja en las regiones costeras. Para la construcción de grandes monumentos tales como la gran fortaleza de Sacsayhuamán cerca de Cuzco, unos bloques masivos poligonales fueron ensamblados entre sí con una extraordinaria precisión. En las regiones montañosas, como la espectacular ciudadela andina ubicada en el Machu Picchu, la arquitectura inca refleja a menudo algunas adaptaciones ingeniosas del relieve natural.

La economía Inka se sustentaba en la mita , un sistema de trabajo por turnos que debían realizar todas las comunidades que integraban el Imperio, principalmente trabajando en la tierra, pero también en minas, en diversas artesanías, etc. Este tributo laboral al estado era contabilizado en los quipu , un sistema de registro decimal basados en nudos en cuerdas de lana. La agricultura fue fundamental en esta economía, desarrollando complejos sistemas de andenerías y canales de riego. El producto del trabajo de los campesinos se dividía en tres partes: una para los dioses y el clero, otra para el estado (el soberano Inka) y una tercera y última parte para quienes trabajaban la tierra. La ganadería fue importante también, sobre todo la crianza de alpacas que proveían de lana para los tejidos y de llamas para conformar las caravanas que recorrían el Tawantinsuyu todo tipo de bienes y productos.

Si bien es notable la adoración al sol así como lo encontramos también en la cosmovisión Andina, los Incas tenían un Dios principal que era el dios del agua, los Incas conocían muy profundamente el elemento agua y consideraban al sol como una energía que representaba al Dios del Agua, su devoción era más profunda hacia el Dios del Agua, el que da el anima a todas la cosas, el creador del universo conocido como Kon Tiqqi Wiracocha, aun así, este nombre se encuentra en muchas de las culturas prehispánicas que precedieron a la cultura Inca.




















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